domingo, 26 de febrero de 2017

Recomendado: Netch, sol, pop y Bogotá


Dicen por estos días que Bogotá se convirtió en el nuevo melgar de Colombia, una ciudad de eterno calor, que más que un paraíso tropical de nuestra característica ubicación geográfica es la evidencia del calentamiento global que nos escupe en la cara a ver si seguimos negando la realidad. 

Es por esto que en el presente Bogotá está dejando de ser aquella urbe que gracias a su clima, su constante lluvia, inspiró a los jóvenes de los 90 a buscar refugio en el grunge y las chaquetas para atenuar el frío que en la época se respiraba; o la excusa perfecta para ser amenizada con las canciones depresivas y cortavenas que han llenado el sonido tanto de las cantinas de despecho como de los reproductores de los capitalinos cargados de baladas de la época. 

No obstante, aunque el clima está cambiando más rápido de lo que se tenía presupuestado, la sonoridad de una ciudad como Bogotá varia de maneras más complejas de entender y en ritmos menos constantes. Tal es el caso que todavía nos parece sentir a Los Aterciopelados tocar en La Séptima ahora peatonal, seguimos sintiendo emanar de El Parque Simón Bolívar las voces de La Pestilencia, o como Ilona canta en los buses a través de las nuevas figuras del comercio ambulante.


Y es justo en la convivencia de aquellas memorias colectivas con la nueva sonoridad basada en las últimas canciones de J. Balvin, Gusi, Manuel Medrano o Silvestre Dangond que podemos entender como la significación de los espacios que constantemente habitamos sigue siendo una construcción todavía al margen de los que allí residen, libre en algún grado de la globalización que impone música anglo.

De esta manera cuando nos preguntamos a qué suena Bogotá, pensamos en lugares clave como La Plaza de Bolívar, La Séptima peatonal, La Media Torta o El Parque Simón Bolívar. Todo el tiempo la ciudad suena, bien sea en la cafetería, en el radio del puesto del vendedor de calle, el parlante del consumidor de rap-conciencia que se sube al Transmilenio o la agrupación de turno que se hace en el pavimento a esperar conseguir lo del almuerzo, la pieza y los pasajes. 

Pero otra inquietud que a veces nos surge es el qué tanto nos permitimos salirnos de ese lugar común y le damos otra vitalidad a esos espacios de la Bogotá de lo década del los 2010. Por ejemplo El Parque Bavaria, ubicado entre la Carrera 13 y la Av. Caracas, entre la calle 28 y 31, uno de esos espacios que quizá no tienen mucha relación espacio-significación-música, pero que poco a poco van cobrando vida en la mente de nuevas propuestas.

Es así como de vez en cuando aparecen proyectos que se piensan a la ciudad en esta relación y deciden juntar sus experiencias propias. Entendiendo su gusto por ciertos lugares llegan a darle un nuevo sentido, como Netch que en una de sus más recientes composiciones le da vida, y la impregna de guitarras acústicas con "The Extra Mile", bajo el nuevo sol de Bogotá, con pop pegajoso y ganas de disfrutarselo plantea tantas cuestiones en algo que pareciera tan simple. 

Podríamos quedarnos analizando cosas del vídeo, de como el trío plantea una diversidad, en materia de vestuario, unos calentano-hipsters, otros cuero-gangster, o como también hay una declaración del poder femenino desde la figura de las mujeres e incluso el hombre, pero eso sería extendernos más, mejor les dejamos esa reflexión para que vean la nueva propuesta audiovisual de Netch y se hagan sus propios acercamientos, ya nosotros hicimos el nuestro y nos encantó, ahora ustedes ¿Qué piensan cuando lo ven?

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